martes, 31 de marzo de 2009

La dictadura del cocinero

Tengo entendido que solo en dos países del mundo no ha gobernado nunca un régimen dictatorial, a saber: Estados Unidos e Inglaterra, los cuales mantuvieron (hacia sus súbditos, claro) un sistema político democrático.

Pero creo que en la cocina, como en los barcos, no viene nada mal mantener una cierta dictadura en la actitud del cocinero. Eso quiere decir que el resto de la familia, los que son solamente comensales o incluso pinches, deben acatar sin discusión las indicaciones fijadas por el chef de la casa.

Tengo muy claro que el cocinero/a es la máxima autoridad de la cocina y sus dominios. Concretamente, elementos como el frigorífico no deben ser nunca “atacados” sin su previa autorización. Y la razón, muy sencilla: él/ella es responsable de las materias primas necesarias para la preparación del rancho, mediante un duro trabajo. Esto lo digo porque vengo observando cómo en algunos hogares se asalta la nevera con total impunidad para picar algún producto, destinado a los menús previamente planificados de la semana, lo que considero una total falta de respeto.

Es decir, se llame dictadura o no, alguien en la familia, y concretamente en la cocina, debe ejercer de responsable del servicio de comedor y establecer las normas. Y los demás –que seguramente se encuentran la comida hecha- deben respetar sus “dominios” y pedir permiso para tomar algo de las existencias.

No obstante, la democracia también puede ser bien acogida en el mundo de la cocina familiar, al menos en pequeñas dosis, por lo que supone de recoger opiniones y tener en cuenta gustos, preferencias o sugerencias de los comensales, ayudando así a diversificar y enriquecer la oferta alimenticia, y evitando al mismo tiempo, posibles caprichos del personal.

Y como ejemplo, el comentario de mi amiga Ángela, del Grupo Gastronómico El Almirez, trabajadora y madre de familia numerosa, quien recordaba cómo en su casa preparaban –disfrutando- con antelación la celebración de los cumpleaños de sus hijos, con la colaboración de todos, incluso de sus amigos. Está claro, que cuando hay amor no se necesitan demasiadas leyes.

Desde luego, en mi casa que no saquen nada de la nevera sin mi permiso….

sábado, 28 de marzo de 2009

Garbanzos con chocos en Rumanía

Como cualquier criminal del tapeo, vuelvo al bar Anda*Lucía, situado en el barrio de El Cerezo-Macarena, Sevilla, y en atención a Lucía, su propietaria, natural de Rumanía, que lo regenta hace unos 15 meses gracias a un microcrédito, me pareció una buena idea regalarle una olla de garbanzos con chocos, como contribución al catálogo de tapas hispano-rumanas que tiene (como pastel de arroz o rollitos de col, que tenéis más abajo).

Ojalá detrás de cada receta hubiera siempre una historia, una aventura para contar. Es la segunda vez que me meto en este berenjenal, tras los garbanzos que hice hace algunos años, para celebrar en mi tierra el encuentro en segunda división Cádiz-Recreativo de Huelva con mis primos. Pero ante la incertidumbre de cuando volverían a enfrentarse estos dos equipos, he decidido preparar estos garbanzos colectivos, para 25 platos aproximadamente, o para 30-35 tapas.

Dos barrios de Sevilla se comunicaron a través de estos garbanzos con chocos; la olla grande llena hasta arriba, bien atada y en el suelo del coche, traspasa ella sola las barreras sociales sevillanas, e invade el territorio rumano del bar de Lucía. Una primera cata por los clientes de la barra certifica que los garbanzos están estupendos. ¡Menos mal!, porque tiene guasa correr riesgos después de estar cuatro horas preparando los chocos, troceando el jamón, revisando constantemente los hervores y sufrir un resbalón a modo de conato de caída al suelo de la cocina, ¡qué vulgaridad!.

El grupo de donantes garbanceros (nosotros) también probó el potaje, junto a las tapitas preparadas por Lucía. No hay como viajar al extranjero para conocer otras cosas. Garbanzos turísticos, en un barrio donde todos se saludan: los que van o vienen, como una pareja con niñas repetidas –arregladas para un bautizo- nos hace dudar de nuestra sobriedad etílica al pasar junto a nosotros en la terraza del bar. Garbanzada popular (como diría Enrique Alcina); garbanzos en platitos llanos que no permiten la salsa, pero que dan envidia a los viandantes, de eso se trata. Gastronomía invasiva diría yo.

Ingredientes: 2 kg de garbanzos lechosos, 8 kg de choco sin limpiar, 3 cebollas grandes, 3 cabezas de ajos, un chorizo casero grande, 600 g de jamón serrano ibérico en taquitos, aceite de oliva virgen, un buen chorreón, sal, pimentón, hierbabuena y perejil; todo ello con una cacerola de 27 cm de diámetro por 40 de alto, prestada por la tía Manoli, y un difusor para adaptar la base a la medida del fuego de mi vitrocerámica.(Ver modo de hacerlo en el post anterior).

Y el tercer cajón de mi congelador, por fin vacío sin los ocho kilos de chocos, me da las gracias. Mientras hierven los garbanzos escucho SER Viajeros en la radio y consigo guarrear la cocina con esmero. También, a ratos vigilo el blog y la bandeja de entrada de correos electrónicos. Soy consciente de que estos garbanzos con chocos son una auténtica valija diplomática en nuestros barrios multiculturales. Tengamos los mismos garbanzos en paz. Lucía promete aprender a hacerlos e incluirlos en su carta. Prueba superada.

Garbanzos con chocos (6-8 personas)

Se trata de un plato exquisito, sobre todo para los amantes del cuchareo, muy calórico, casi completo (solo le faltaría verdura), y de los que yo llamo de vísperas.

Ingredientes: 2,5 kg de choco (1,5 kg limpio), medio kilo de garbanzos lechosos (yo uso los de Escacena, de la Cooperativa), una cebolla grande, una cabeza de ajos, ¼ kg de jamón ibérico (con bastante tocino), un chorizo de guisar casero (tipo extremeño, que es más suave), pimentón dulce, perejil, hierbabuena, hierbas aromáticas (pueden comprarse mezcladas), aceite de oliva y sal.

Preparación: Los garbanzos, hay que remojarlos la noche anterior. El choco se limpia, retirándole la película que lo recubre y las partes duras y se trocea. El jamón se corta en taquitos menudos.

Se pone una olla mediana al fuego con los garbanzos con agua limpia, el choco troceado, la cebolla pelada y partida en cuartos, la cabeza de ajos entera, una cucharada de pimentón, el jamón y un buen chorro de aceite de oliva. Se sala con prudencia, se cubre de agua y se pone al fuego.

En una olla convencional serían dos horas de cocción aproximadamente, para que se ablanden los garbanzos. (Para olla a presión, tres cuartos de hora). Una vez que éstos estén tiernos, se añade el chorizo y las hierbas y especias en una red o bolsita para que no se salgan y se deja cocer sin tapa una media hora. Se corrige de sal.

Hay que vigilar que no falte agua durante la cocción, pero el plato no debe quedar muy caldoso. Esta receta es típica de San Roque (Cádiz).

Este potaje –con buenos ingredientes claro- siempre está rico y además sienta bien. Sin embargo, mi amigo Mariano del Río (del Grupo Gastronómico Gaditano) me sugiere añadirle tomates rallados o triturados. No he llegado a ponerlos, pero entiendo que es el punto que necesita la salsa de estos garbanzos. Si el choco es bueno (de Huelva ó Cádiz), estará tierno como crema, ya lo veréis.

jueves, 26 de marzo de 2009

Maritatas: tapeando en 1812

Ése era el nombre que encabezaba la carta era. Según el libro “El habla de Cádiz”, de Pedro Payán, maritata es pequeño (s) bocado (s). Mi madre aludía a este vocablo tan gaditano para referirse a las cosas sin valor, algo así como baratijas de baja calidad.



Tras la mesa redonda del martes como presentación del Aula Gastronómica del Doce, -bajo el proyecto ´Cádiz gusta’, tuvimos la suerte de disfrutar pequeños adelantos de lo que será un completo recetario recuperado de la cocina doceañista gaditana.


Aquí van los nombres de las maritatas que con una presentación de academia (en este caso con la profesionalidad de Mercedes López y Carlos Goico, de la Institución provincial Fernando Quiñones, dependiente de la Diputación de Cádiz) fueron pasando en bandejas entre los asistentes al acto.

Ensalada de Raíces

Ajo caliente de bacalao

Fiambre de Ave con Fricassé sobre Pan de arroz con Salsa de Mostaza

Mejillones Asados con Salsa de Perejil

Berenjenas con Escabeche con queso de Flandes y Setas Salteadas

Minardices

Mazapán de Rosas

Torrijas de Manzanilla y Miel

Estoy segura de que estas ricas maritatas van a aportar una chispa más de sabor auténtico y a modo de pincelada, en la gastronomía gaditana recuperada del mejor momento de nuestra historia, como referencia de la vida del Doce.

Los jueves, rebajas

Si compras cuatro flanes te llevas otros cuatro de regalo. Pero ésta y otras ofertas solo están los jueves de marzo y de abril, en el barrio gaditano de Santa María.

Hacer las compras de alimentación en el barrio es una opción más que interesante. Hay incluso estudios de marketing que revelan que comprar con el mínimo desplazamiento compensa diferencias de precios de otros centros comerciales. Comprar cerca de casa ahorra tiempo y gasolina y añade encanto, saludos, conversaciones y cercanía.

La Asociación de Comerciantes de Santa María está manteniendo durante el mes de marzo la campaña jueves económicos, que se extenderá a abril si la cosa lo merece. Dice Antonio Septien, su presidente, que con ello se pretende atraer a los vecinos del barrio y a nuevos clientes para que allí realicen sus compras. Para eso los comercios adheridos (algo más de treinta) apuestan por ventajosas ofertas en muchos de sus productos.

No tener la nevera atiborrada de productos es una de las consecuencias de comprar en tus calles, así como poder decidir a última hora sobre tu menú del día siguiente, aprovechando el tiempo libre. Pero también podrás encontrarte con tus vecinos, ver cómo crecen sus hijos o interesarte por los achaques de sus mayores. La vida de barrio es un gran aliciente. Otra cuestión es que dicho barrio esté bien equipado de establecimientos comerciales y éstos cuenten con variedad y calidad en sus productos.

Negocios como los de Antonio Septién, que cierran a altas horas de la noche, tienen su encanto. En esos locales se habla de todo, y penas y alegrías afloran inevitablemente en cada vecino. Allí puedes criticar al gobierno, al Ayuntamiento y a los ruidosos niñatos motorizados. Todavía pueden verse clientes entrar en la tienda con la bata de casa (nunca me gustó este estilo).

Otras actividades están programadas en el barrio de Santa María para los próximos meses a través de la Asociación de Comerciantes. Se trata de un barrio con gran parte de su caserío ya rehabilitado, permitiendo que parejas jóvenes vuelvan a vivir allí. Sus calles respiran lo más sui generis del carácter gaditano. Pero merece la pena pasear por sus calles. Y los jueves se venden más flanes que nunca, todo es ponerse.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Gastronomía gaditana globalizada

Dice hoy La Voz de Cádiz que dos clicks de ratón desdibujan las fronteras gastronómicas. Creo que lleva razón el periodista. Otra cosa es que el puchero elaborado en Nueva York sepa a nuestro puchero. Ayer un estado yanqui buscó en este blog la receta del dobladillo gaditano. ¿habrá conseguido este internauta conservas de Barbate y un tomatito decente para que este montadito se parezca al de Cádiz?

Ayer martes día 24 este humilde blog fue invitado a sentarse como ponente en una mesa redonda para tratar de la influencia de los medios de difusión de la gastronomía, sobre todo del uso de internet. El acto estaba enmarcado en la recién estrenada Aula de Gastronomía del Doce, todo ello bajo el proyecto Cádiz Gusta. Bajo la moderación de Mariano del Río, opinaron José Luis Flores (Grupo Gastronómico Gaditano), Juan Ramón González Higuero (Jefe de Cocina y bloguero de La Voz de Cádiz) y una servidora. Causas urgentes impidieron la asistencia de nuestros queridos amigos del blog de cocina Tubal: los echamos de menos.

Y la conclusión general del debate fue que el origen de las recetas perdía su verdadera identidad, pues durante mucho tiempo han ido viajando a través del tiempo por el boca a boca, o de cocinero a cocinero, al menos dentro de un cierto radio de acción, condicionado finalmente por los propios ingredientes autóctonos.

Creo que se empieza a cocinar según las enseñanzas maternas (o familiares), y que luego estas habilidades culinarias de van enriqueciendo en el día a día, pues cocinar es una actividad totalmente viva. No obstante siempre pervive la impronta gastronómica personal. No hay dos comidas que sepan igual, ceteris paribus (como dirían los economistas pijos).

Y por último, desear el mayor éxito al proyecto nacido de la investigación de Manuel Ruiz Torres sobre la Gastronomía Gaditana del Doce, que, además de recuperación patrimonial y cultural, nos está demostrando ser una cocina sana, sabrosa y variada. Ojalá que se convierta en un revulsivo como marca del Cádiz doceañista, y un ejemplo a seguir de cocina saludable para los fogones actuales.

La cocina tradicional para mí ha sido la que me transmitió mi madre, basada en legumbres, pescados y verduras frescos; el resto de productos, limitados. Y aunque eso no significa que pruebe otras opciones, este estilo de alimentarse además se considera idóneo. Medios de comunicación escritos y audiovisuales están derribando muros de identidad gastronómica. Ahora queda recuperar todo lo bueno que hemos perdido de la cocina, por no sentarnos a la mesa con las tareas gastronómicas hechas.

domingo, 22 de marzo de 2009

Arroz con castañas (receta de 1812)

Receta original: se ponen en remojo las castañas pilongas para que se pongan tiernas. Escurridas se ponen a cocer hasta que estén tiernas. Se pone en sartén un poco de aceite, y ahí se fríe una corteza de pan y un gajo de cebolla, que ya fritos, se tiran. En ese aceite, se echa el arroz y las castañas y se marean un poco, añadiéndose agua hasta que esté tierno el arroz. Al final, se condimenta con especia al gusto, al y algo de miel.

Receta adaptada. Ingredientes: 200 g de arroz, 100 g de castañas peladas. 100 cc. de aceite de oliva, 1 casco de cebolla, 1 rebanada de pan, 1 clavo, 1 cucharadita de anís en grano, 1 cucharadita de jengibre en polvo, 1 hojita de laurel, sal, 1 cucharada de miel y agua.

Elaboración: Cocer en agua con sal las castañas hasta que estén tiernas, escurrir y reservar. Poner el aceite a calentar, dorar el casco de cebolla y la rebanada de pan, cuando estén dorados retirar(es para suavizar el aceite).

Rehogar el arroz con las castañas en este aceite, luego mojar con agua caliente e ir removiendo, conforme absorba el agua, ir añadiendo más sin parar de mover, añadir las especies. Nos debe quedar cremoso, cuando esté tierno poner la miel y mezclar bien, poner a punto de sal.
---------------------------------------------

(Receta cedida por el Aula de Gastronomía de la oficina del Bicentenario 1810-1812 de la Diputación de Cádiz, adaptada por el departamento de cocina y repostería del Consorcio Escuela de Hostelería de Cádiz. Investigada por el gastrónomo Manuel Ruiz Torres).

Mercado de 1812

Para rematar las celebraciones encaminadas al bicentenario de la Constitución, este fin de semana hemos tenido en Cádiz el primer Mercadillo de 1812. Organizado por la Unión de Comerciantes e instalado en la plaza de San Antonio, este mercado ha contado con ochenta puestos de productos todos ellos de alta calidad, artesanales, compartiendo espacio con los establecimientos específicamente gastronómicos tanto gaditanos como forasteros.


Ha sido una delicia recorrer este primer mercadillo doceañista por sus especiales atractivos: algunos artesanos trabajando en directo en sus respectivos talleres ambulantes, servicio de guardería infantil permanente y el aliciente de dos conciertos de música de cámara interpretado por un cuarteto de alumnos del Conservatorio gaditano. Barro, juguetería, pintura de abanicos, de tejas, horno de pan, cuero, jabones, bisutería de madera etc, era la procedencia de los productos expuestos en coquetas carpas envejecidas.

En los puestos hemos podido encontrar excelentes chacinas (compramos para regalar salchichón con boletus, innovadores quesos, (como uno de Vélez-Málaga, semicurado con romero) y patés de foi franceses. Y dejamos para el final, los dulces artesanos y variados (se compraban al peso) de Talavera de la Reina, cuyo puesto no daba abasto.


Otra actividad muy curiosa fue la realizada por la Asociación por la Resistencia de Algodonales, que recreó la sublevación, tras el asedio y la ocupación francesa vivida en el entorno de esta localidad de la sierra gaditana. De hecho, el 2 de mayo es el día en que se conmemora esta heroicidad de los lugareños en 1810.



Pero mi justificación para estar en este mercadillo fue la realización en directo de varias recetas gastronómicas del Doce. Fue Juan Ramón González Higuero –profesor del departamento de Cocina y Repostería del Consorcio Escuela de Hostelería de Cádiz-, el encargado de preparar cuatro sencillos platos doceañistas: arroz con castañas, gazpacho de anchoas, hormiguillas de avellanas y bacalao guisado. Todo ello explicado con detalle, ofreciendo al público la posibilidad de sustituir algunas especies, y admitiendo sus preguntas y dudas. No en vano Juan Ramón es docente en la gastronomía, y además su blog es una maravilla.

viernes, 20 de marzo de 2009

Me llamo Carmen Toscano Cavana y nací en 1767

Mis padres fueron Juan y Lavinia, y en 1812 cumplí 45 años. Fui la mujer de Thomas Fedriani Petri, llegado a Cádiz procedente de Trieste, según sus documentos, aunque yo lo tuve siempre por genovés. Primero llegó su hermano mayor, Juan Santos, que marchó a Pérú con su mujer gaditana Florentina Jordán y su hijo. Al poco llegaron a esta ciudad mis suegros, (Jorge Fedriani Testa y Margarita Petri Rossi) con el resto de sus hijos, mi Thomás, Carlos y Cecilia, (estos dos fallecieron muy jóvenes). Vivían en la calle Murguía, hoy Cánovas del Castillo.

Conocí a Thomas, y a mis diecinueve años me quedé embarazada, naciéndome en 1786 una niña llamada María Dolores, inscrita como ilegítima según la ley de entonces. No obstante, pasó a ser legítima con nuestra posterior boda.

Aunque Thomas y yo podíamos vernos en total libertad y él contribuía muy generosamente a la manutención de nuestra hija (con cuatro pesos mensuales), lo cierto es que me había dado palabra de matrimonio pero éste no llegaba. Por ello decidí denunciarlo por incumplimiento de promesa, una de las pocas leyes que en aquellos tiempos amparaba a las mujeres, y “ser yo mujer honesta, recatada y de buena crianza”. Gracias a mi demanda, Thomas y yo nos casamos en la parroquia gaditana de Santa Cruz un frío 15 de enero de 1788. Él sí era mayor edad, pues tenía 25 años recién cumplidos.

Y así luego nacieron mis hijos Jorge, (1788) -hoy perteneciente al Batallón de Voluntarios Distinguidos de Cádiz-, las niñas María Ana y Manuela (1791 y 1794) que se me murieron pequeñitas por epidemias, Manuel, (1796) José María, (1798) Mariano (1800, que nació en Chiclana, donde nos refugiamos de la fiebre amarilla), Tomás, (1801), Maria (1804), Francisco de Paula (1805), Pascual (1807) y Maria del Carmen (1811). En total, doce hijos tuve y todos nacieron vivos.

Mi marido, como tantos extranjeros instalados en Cádiz, fue un próspero comerciante, cuyo negocio siempre nos permitió vivir holgadamente. Teníamos varias sirvientas, en nuestra casa de la calle Escuelas 152, hoy llamada Obispo Urquinaona, que antes fue de mis padres. El nombre de la calle viene por la proximidad de las escuelas de los padres jesuitas, a la que fueron mis hijos, y la alta numeración viene impuesta por la ordenación del caserío de entonces. Cádiz contaba en 1810 con más de 70.000 habitantes, censados en un total de 4.135 fincas.
Aparte de la dedicación a mis hijos, quiero resaltar el tiempo tan extraordinario que me tocó vivir en Cádiz. Por un lado, la prosperidad económica por el comercio floreciente, y más concretamente tras la paz de Versalles. Y por otro, la promulgación de la constitución de 1812, acontecimiento vivido intensamente por los ciudadanos. Dicen que en la calle Nueva, por su proximidad al puerto, se escuchaba hablar todas las lenguas del mundo.

Y como frivolidad, referir que en esos años en Cádiz se vestía muy bien, pues llegaban a la ciudad procedente de Holanda la mejor lencería; de Inglaterra lanas manufacturadas, bayetas, paños y casimires; y de Francia telas, encajes, sedas, terciopelo y artículos de mercería. Yo usaba medias de seda y encajes que me gustaba insinuar subiendo un poco mi falda, ignorando la moda francesa. Luego, el desastre de Trafalgar fue el comienzo de nuestro declive económico.

Aquellos años trajeron también la libertad de mercado en la alimentación, que dejó de ser algo impuesto por la autoridad; por ello, hubo un antes y un después en el modo de cocinar y alimentarse. Al fín y al cabo, aquí no había pobres, los sirvientes vestían como los señores y Cádiz era una ciudad moderna, abierta, progresista y de lo más exquisito.

Mi marido murió en 1840, a los 75 años, siendo enterrado en la parroquia del Rosario. Y yo tres años más tarde, un 15 de agosto, día de la Virgen, a los 76, viendo ya a mis hijos dedicados al comercio como su padre, con algún nieto convertido en banquero, dos en grandes pintores, tres en actores de teatro, y otro en jesuita, futuro confesor del maestro Falla.

El gaditano Manuel Fedriani del Moral -tataranieto de mi hijo Francisco de Paula- está dedicando tiempo y esfuerzo a investigar sobre la familia Fedriani, desde que ésta arribó a la península, y que hoy es aún muy numerosa debido a su abundancia de hijos varones. Gracias a él he podido hablar de mi vida casi doscientos años después. Y gracias a la gaditana Charo, (también tataranieta de mi hijo Francisco) que se ha puesto uno de mis numerosos vestidos, he vuelto a pisar las alegres calles de Cádiz, celebrar estas fechas constitucionales y ver desfilar con orgullo a mi apuesto hijo Jorge Fedriani Toscano con su uniforme de Voluntario Distinguido.

(Todos los datos históricos son propiedad intelectual del libro escrito por mi primo Manuel Fedriani del Moral, que gustosamente me ha autorizado a publicarlos para esta ocasión).




Regreso al futuro en 2012

La conmemoración del aniversario de la promulgación de la Constitución de 1812 está ofreciendo este fin de semana numerosos actos por parte del Ayuntamiento de Cádiz. Pero también la celebración del día de la provincia el 19 de marzo ha traído numerosos eventos por parte de la Diputación Provincial.

Y ayer fue un día especial para muchos de nosotros, (tomamos el día de vacaciones), porque mereció la pena; me refiero al acto de las 11 de la mañana en la Plaza de España, en honor de la constitución de 1812, con una ofrenda floral.


Desde primera hora estaban convocados en el castillo de Santa Catalina de un lado el Regimiento de Voluntarios Distinguidos de Cádiz, Milicia Nacional y un piquete de las Tropas Históricas de Móstoles, ciudad invitada, que va a hermanarse con la nuestra, y que en el año 2008 celebró el bicentenario de su levantamiento contra la invasión francesa. Por otro lado, en el Baluarte de la Candelaria esperaba una nutrida representación del pueblo de 1812, entre los que estaban diputados, comerciantes, clérigos, señoras de toda condición y varios adolescentes, niños y niñas, ataviados según la época.


Tras la salida de cada agrupación de sus respectivos baluartes, ambos se reúnen a las 10.45 junto al Oratorio de San Felipe Neri (en obras actualmente para el bicentenario), para continuar juntos el desfile hasta el monumento de la Constitución en la Plaza de España, donde con diversas autoridades (Alcaldesa, Vicepresidente de la Junta de Andalucía, Almirante Jefe de la Flota, Presidente del Club Liberal, Presidente del Ateneo de Cádiz, y Alcaldes de San Fernando y Móstoles) se llevó a cabo la ofrenda floral.

Durante todo el itinerario, el cortejo encabezado por milicias y recreación del pueblo fue seguido con gran interés a su paso por las calles. Sin duda alguna, la vistosidad y colorido de los uniformes de los voluntarios distinguidos, así como la belleza de los vestidos del grupo de ciudadanos doceañistas llamaban poderosamente la atención en el desfile. Gracias a Sofía Díaz, excelente diseñadora, que ha sabido plasmar maravillosamente la elegancia en el vestir de un Cádiz culto y progresista.

Para todos los que tuvimos la suerte de participar, representando a personajes del pueblo en este acto tan especial, comentar que fue algo impagable. No olvidemos que si bien en los años 1808-1812 toda España se levantó contra el invasor francés, a la ciudad de Cádiz le tocó ser el último y más avanzado reducto político, social e ideológico, todo ello vivido por una sociedad activa, culta y consciente de la época crucial que estaba viviendo. Gracias al empuje constitucional, se abolieron lacras como la esclavitud, la inquisición y la censura informativa, aportando ideas que luego influyeron en la carta magna de otros muchos países.

Solo agradecer al Ayuntamiento de Cádiz y a la Oficina del Bicentenario esta oportunidad que nos ha brindado a los ciudadanos de 2009.

martes, 17 de marzo de 2009

Albóndigas de choco de San Bartolomé

En el libro “Recuperación de Platos Tradicionales”, editado por la Asociación de Mujeres Bartolinas “Flor de Azahar”, de San Bartolomé de la Torre (Huelva), encontré esta receta que me pareció muy interesante, y con la que me han salido 24 albóndigas, de las que congelé la mitad, una vez estaban todas fritas. La semana próxima, es cuestión de descongelarlas, hacer un buen sofrito con ajos, cebolla, pimiento, tomate y luego el vaso de vino correspondiente, añadir todo ello a las albóndigas, y ya tenemos un segundo plato de lujo.
Ingredientes

1,5 kg. De choco, 1 cabeza de ajo, 1 cebolla, un huevo, 1 pimiento, 1 tomate, ½ vasito de vino blanco perejil, pan rallado, sal, caldo de pescado (1/4 l aprox.), y 100 gramos de jamón serrano picado, y algo de harina.

Limpiar y picar el choco, añadir el jamón picado, el perejil, un ajito, el huevo y el pan rallado, y pasar todo esto por una batidora, para que quede lo más reducido posible.

Se hacen las albóndigas, y se fríen (pasándolas antes por harina) en aceite muy caliente. Reservamos. Preparamos un sofrito con el resto de los ajos, la cebolla, el pimiento, y cuando estén pochados, lo trituramos, y lo ponemos en una cacerola; añadimos las albóndigas, el caldo de pescado y algo de vino. Rectificamos de sal.

Recomendaciones dietéticas

Estoy deseando pasar al blog toda la información recibida en el curso tan interesante que sobre alimentación impartió la Fundación IDEHS a finales del año pasado. Creo que merece la pena comentar todas estas ideas, sobre todo las relacionadas con la dietética.

Está claro que con todos los alimentos, hay que seguir ciertas pautas:

Carnes y pescados: mantener un consumo moderado (15% aporte calórico total), con preferencia de pescados azules y aves, y evitando sesos y vísceras. Es necesario también evitar carnes rojas y embutidos. El pato no se aconseja. Y como ya hemos dicho anteriormente, es mejor el cerdo que la ternera, sobre todo el ibérico.

Huevos y lácteos: no más de 2-3 yemas semanales. Evitar helados, nata, mantequilla en exceso. Lo mejor, quesos y yogures frescos.

Cereales: Preferencia por los integrales.

Frutas y verduras: mantener un consumo alto y si son crudos, mejor. Al menos dos frutas al día.

Frutos secos: son buenos por su propiedad antioxidante, aunque deben consumirse con moderación.

Alcohol y café: no más de 30 g. al día de café. Lo aconsejable sería no más de 300 c/c de vino, ó tres cervezas, o 1 copa de licor. No olvidemos que el vino contiene sustancias que impiden la oxidación, llamadas polifenoles.

Preparación de los alimentos. Deben elaborarse con poca grasa. Las frituras deben hacerse con aceite de oliva y es necesario evitar siempre los productos precocinados, ricos en grasas saturadas o ricos en sal.

domingo, 15 de marzo de 2009

Espárragos amargueros

Se llaman así los espárragos silvestres amargos. Esta receta se da mucho en Alcalá de los Gazules, Prado del Rey, Puerto Serrano, Jerez, Bornos, Paterna, Medina, Jimena, Grazalema y Ronda, es decir, dónde se dan las sierras calizas.

Ingredientes: 1 maceta de espárragos (el manojo se llama allí maceta), aceite, ajo, pan (miga), pimentón y algo de tomillo.

Freir espárragos en aguaceite, es decir, 1 parte de aceite y 4 de agua, y reducir hasta quedar solo el aceite.

Freir ajos y migas y majar todo eso en el mortero con el tomillo, añadir a los espárragos y dejar 20 minutos más. Consumir. ´Tienen un sabor fuerte pero muy rico.

IV Feria Gastronómica de Cáceres

Mi amigo Antonio Álvarez estuvo en la IV Feria Gastronómica de Cáceres, que tuvo lugar el pasado fin de semana de marzo, y se acordó de mí, gracias a lo cual tengo estas magníficas imágenes que dan auténtica envidia gastronómica.

El evento, celebrado por primera vez en el marco de la Plaza Mayor de la ciudad, pretende potenciar la gastronomía cacereña, dinamizar el sector de la restauración y dar el necesario impulso al turismo. Para ello, esta edición contó con la presencia de la comunidad autónoma de Valencia como invitada. Pero como nota especial, la Feria acogió a la prensa y crítica especializada en gastronomía de primera línea, para asegurarse de una mayor divulgación en toda España, mirando al proyecto Cáceres 2016 (capitalidad cultural europea).

La Feria estuvo organizada por la Institución Ferial Cacereña (IFECA), el Consorcio Cáceres 2016 y la Denominación de Origen Torta del Casar, con el patrocinio de Caja Extremadura y Mahou. Participaron un total de 34 empresas, que dieron a conocer las tapas tradicionales de la gastronomía cacereña, de las que 11 son restaurantes y 23 fabricantes, con 150 tapas diferentes y 24 tipos de vino, 36 expositores en 40 casetas. Habrá una cata de vinos de la D.O. Ribera del Guadiana y de Aceite D.O. Gata-Hurdes, con Torta del Casar. Me contó Antonio que los productos mayoritarios eran embutidos y quesos, y que la calidad fue el factor común de lo ofrecido.

Hacer turismo por España, conocer sus pueblos, sus tradiciones, sus castillos y sus dichos, no sería lo mismo sin vivir la gastronomía propia del lugar, pues en ella están comprendidas la historia, costumbres, actividad económica y hasta filosofía de la población. Y sobre todo, es una forma ideal de acercarnos a otras comunidades y comprender su manera de ser, la mejor iniciativa de cualquier turista. Compartiendo la comida se entiende la gente.

Premiado el buen hacer gastronómico

En el I Congreso de FECOAN (Federación andaluza de Cofradías Vínicas y Gastronómicas), celebrado en la localidad jiennense de Valdepeñas de Jaén, durante los pasados 7 y 8 de marzo, el Grupo Gastronómico Gaditano ha recibido el premio a la mejor cofradía gastronómica, un reconocimiento más a su labor.

“El Grupo Gastronómico Gaditano (GGG) es una asociación, exenta de ánimo de lucro, que se forma para ensalzar y disfrutar la gastronomía en general y muy especialmente la gaditana a través de la restauración y el intercambio de conocimientos entre sus miembros y colaboradores. (Articulo I de nuestro Reglamento)”, según define su página web.

Con tal fin, nace esta cofradía gastronómica en el año 1986, con quince miembros amantes de la cocina de nuestra tierra, todos ellos de distintas profesiones, alejadas de la gastronomía, a quienes gusta no solo investigar y difundir la cultura de la cocina, mediante charlas y seminarios, sino también vivir el mundo del fogón intensamente, empezando por hacer la compra en el mercado hasta la degustación ya sentados en la mesa.

Para los gaditanos es un privilegio contar con una asociación como ésta, que de modo altruista se dedique a fomentar la rica tradición gastronómica de nuestra provincia, convirtiéndose en una referencia indispensable para todos nosotros en el mundo de la cocina, ilustrando y contribuyendo a aumentar la pasión por la cocina. ¡Enhorabuena al Grupo Gastronómico Gaditano!

jueves, 12 de marzo de 2009

Los cinco sentidos en mi cocina

Es evidente la interacción de nuestros cinco sentidos una vez sentados en la mesa, objetivo del experimento anterior. Pero en la primera fase, el del guisoteo, o dicho más finamente el de la elaboración de las recetas, o ejecución pura y dura a pie de fogón, los cinco sentidos también son protagonistas para el cocinero.

Creo que todo comienza con la vista, pues con ella seleccionamos los productos de confianza en el mercado. Después, en casa, con el tacto hay una evaluación a primera vista de la materia prima. Más tarde, el sofrito y la cocción desprenden inevitablemente los primeros aromas, que delatan la bondad de lo que se hace y en suma el buen estado de los productos; el olfato es gran fuente de información.

La vista y el oído siguen contando la evolución del guiso, pues el aspecto de los ingredientes en el cacharro será esencial; y escuchar los sonidos de la cazuela nos puede alertar sobre tiempos o intensidad del fuego; El olfato seguirá avisándonos de que nuestra pequeña obra de arte está en su punto.

Una vez finalizado y apartado el guiso, creo que casi no es necesario probar lo elaborado, pues la propia experiencia del cocinero servirá. Eso sí, la degustación y opinión de los comensales será la recompensa al esfuerzo. (Yo siempre pregunto cómo ha salido el plato).

El duro trabajo de cocinar depende de muchos factores para alcanzar el éxito, no solo de los cinco sentidos. También son importantes el ánimo del cocinero y su estado de salud: un simple resfriado puede distorsionar el resultado de algo que prometía ser excelente. Pido un aplauso para cada cocinero/a.

“Los cinco sentidos en la mesa”

El sábado 21 de febrero, en la exposición “El pensamiento en la boca”, se llevó a cabo el “Día de la Familia” en las salas San Francisco e Imagen de Sevilla. Para ello se preparó una visita destinada a padres, hijos y otros miembros de la familia. Un guía hizo un recorrido poco convencional de la muestra, buscando fomentar el diálogo con los visitantes y acortar la distancia entre la obra y el espectador.

Tras la visita se llevó a cabo el taller didáctico titulado “los cinco sentidos”. Para ello se introdujeron distintos alimentos en una serie de cajas, gracias a los cuales los visitantes descubrieron cómo utilizar los 5 sentidos en la cocina, al tiempo que se relajaban un poco y disfrutaban el momento de sentarse a la mesa.

Uno come con los sentidos. Si no tuviésemos olfato, todo tendría el mismo gusto o no tendría gusto, perdiéndose también nuestros recuerdos. Si nos tapamos las narices y comemos algo, el alimento no sabe a nada; esto ocurre porque el gusto está directamente relacionado con el olfato, y si no tienes olfato no tienes gusto.

Aparte, existe algo que se llama memoria olfativa. Un simple aroma trae recuerdos y lo mismo ocurre con la comida. A veces sentimos olor a una barbacoa y los jugos gástricos comienzan a funcionar, o bien vemos un plato bonito en una revista y empezamos a sentir hambre. En un restaurante primero lees la carta y luego te imaginas el plato; después llega lo que has pedido, lo miras, lo hueles y después lo comes.

“En definitiva, es necesario detenerse un momento a la hora de comer y entregarse a nuestros maravillosos e inexplorados sentidos”. Rodrigo Valdés (cocinero).

Pudin de manzana

(Es rápida y riquísima). Me la envía mi cuñada María José, su autora.

Ingredientes: 3 huevos, 6 cuch. de azucar, 3/4 l. de leche (puede ser desnatada), la cáscara de un limón, 1 manzana, 150g. de pan duro (puede ser pan bimbo), 1 rama de canela, 1 cucharadita de margarina (puede ser mantequilla, mejor).

Elaboración: 1. Trocear el pan y mezclarlo con los huevos batidos y el azúcar. Mientras, calentar la leche con la cáscara de limón, la canela y la manzana pelada y muy picada, durante 15 minutos a fuego suave, sin dejar que rompa a hervir.

2. Añadir la leche sin la canela ni la cáscara del limón, a la mezcla de huevo y pan; remover y verter en un molde engrasado con un poco de margarina.

3. Cocer en el horno, precalentado a 175ºC, y dejar media hora. A los 20 minutos mirar por si ya estuviera cuajado. Una vez frio, desmoldar y servir. Está rico, rico.

martes, 10 de marzo de 2009

Noticias solidarias y ecológicas


Comedor gratuito de Móstoles

Hay que distinguir entre los conceptos beneficencia y acción Social. La primera actúa en las necesidades humanas puramente materiales. El segundo concepto, más amplio, trabaja sobre la dignidad y el desarrollo del hombre. Hoy las modernas teorías de la solidaridad y el voluntariado se centran en la llamada acción social.

Pero cuando no se llega a fin de mes porque todos los miembros de la familia están parados, y no entra ninguna nómina por escasa que sea, pues aparte de ser complicado hacer la compra, no creo que salga bien el guiso con tanta penuria e incertidumbre. Entonces, lo apremiante es cubrir una necesidad primaria, tapar el agujero surgido inesperadamente en el tejido del bienestar de los últimos años.

El Ayuntamiento de Móstoles, ha tenido una idea de sentido común. Ha creado un comedor para los ciudadanos empadronados allí que carezcan de recursos económicos, es decir, que vivan una situación de pobreza extrema, sin ingresos, debido al desempleo originado por la crisis, y cuya cifra se estima en 4.000 personas. Creo que estas personas, al menos tomarán una comida saludable al día, y su vida será algo más llevadera. Espero que esta situación sea pasajera.


Los niños hablaron de la talega

En Punta Umbría, solemos tomar pescaíto frito en el Bar Antonio, junto a la plaza de abastos. Son ya muchos años comiendo allí –choquitos fritos por ejemplo, que me encantan-, y conocemos al encargado, a los camareros y a la cocinera, a la que antes de marcharme del bar entro a saludar en su habitáculo de freidoras y planchas.

La última vez que estuvimos por allí, me comentó que había leído en mi blog lo de la talega, y que se lo había comentado a su hijo, alumno de primaria. El caso es que al niño le interesó tanto el tema, que lo propuso para comentar en su clase, y el profesor organizó un debate sobre las ventajas de utilizar esta bolsa de tela para el pan, ahorrando bolsas de plástico.

Total, que esto tan tonto del Club de la Talega ha servido para que unos niños sepan que pueden hacer un mundo mejor desde sus propias casas, mediante una cosa que lleva inventada muchos años. Aquello me encantó y me dió ánimos para seguir escribiendo.


¿Marcas blancas? depende

Este pasado sábado estuve en un conocido supermercado con la intención de comprar varias cosas. Entre ellas, mantequilla, que apenas tenía para el desayuno. Por lo general, en las estanterías suelen estar dos marcas de mantequilla, una nacional y otra holandesa. Y creo que son suficientes. Pero en esta ocasión, no encontré ninguna de las dos, solo una marca blanca. Así que, me vine sin mantequilla y molesta con el supermercado.

Lo siento, nadie me ha presentado todavía a este nombre genérico de mantequilla. Durante muchos años nos hemos ido haciendo a las marcas, que, normalmente han demostrado o no calidad, lo cual ha sido correspondido por el consumidor con fidelidad o indiferencia.

No me importa –al contrario, me encantan- las marcas blancas en productos de limpieza o perfumería. Pero me cuesta la misma vida probar con estos genéricos de la alimentación. Una vez lo hice con macarrones y me arrepentí. La marca estrella era la mejor indiscutiblemente.

En el programa “Informe Semanal” del pasado sábado, se emitió un reportaje sobre el aumento de la oferta de productos de marcas blancas, con objeto de combatir la crisis, por sus ventajosos precios. Me parece muy bien, expongan estas marcas, pero dejen también algunas de toda la vida, que hoy por hoy, disfrutan de la confianza del comprador.

La fidelidad a los productos diferenciados es algo que se va consiguiendo poco a poco, a base de años y de inversión en I+D, y creo que las empresas que los fabrican merecen un respeto por su buen hacer; lo mismo que también pueden ser ninguneadas por el consumidor si llegado el caso rebajaran calidad o propiedades. Por eso, en cuanto a lo de las marcas blancas, solo digo que, nos dejen decidir libremente, que esto es España.

sábado, 7 de marzo de 2009

Corvina del Doce (receta de 1812)

Ingredientes: 1 Kg de corvina. Una cebolla mediana, Dos-tres ajitos, cilantro, algo de pan rallado y el zumo de una naranja amarga, aceite y sal. ½ kilo de habas.

Modo de hacerla:

La corvina se trocea, y se le quita la piel y el hueso central, dejándola en taquitos. En una cazuela con aceite, se ponen a pochar los ajos y las cebollas, y cuando estén, se les añaden las habas peladas, y se deja hacer lentamente. Luego se echan los trozos de corvina con sal, el pan rallado y el cilantro. Se deja hacer unos 10-15 minutos a fuego medio. Y casi al final, se le añade el jugo de una naranja agria.

Este plato data de 1812, y lo he tomado del blog Cocina gaditana del Doce, que nos traerá muchas otras valiosas joyas gastronómicas.

jueves, 5 de marzo de 2009

La cocina de mis antepasados

Es un honor para Comeencasa hablar aquí de mi bisabuelo materno, de profesión Jefe de cocina. Lucas Andrés Gómez, nacido en Sevilla, se casó, estimo que allá por 1888, con mi bisabuela, Adelaida Wagener Laffitte. Parece ser que ésta última pertenecía a una familia de mayor rango y que Lucas al principio no fue muy aceptado por la otra. De hecho, mi bisabuela tuvo que cambiar el uso del sombrero por la mantilla, más propio de las clases medias.

Lucas y Adelaida tuvieron dos hijas: Carmen y Joaquina. La primera de ellas fue mi abuela, a la que conocí, y que murió cuando yo tenía 11 años. Sé que nació en agosto de 1890, estudió la carrera de piano y poseía una cierta cultura, lo que demostraba con una exquisita y animada conversación. Su hermana, Joaquina fue siempre la cara opuesta en cuanto a su carácter, triste y cerrado.

Pero volviendo a la profesión de mi bisabuelo, me contaron que éste entró a trabajar de cocinero en la casa de los marqueses de Angulo, que por lo visto vivían en el gaditano Paseo de Canalejas a finales del siglo XIX. Estos aristócratas acostumbraban a viajar con cierta frecuencia. Encontré una referencia en internet sobre que el artista Antonio Accame les había pintado un cuadro. Pero la verdad es que estas referencias no están debidamente contrastadas. Es cuestión de ponerse a investigar en cuanto se pueda.

Lo cierto es que mi bisabuela Adelaida, que también había tenido una excelente educación, hacía buenas migas con la marquesa, y además solía hacerle lo que entonces se llamaban “primores”, como los encajes de las blusas que acompañaban a las faldas largas de principios del siglo XX. Está claro que las hijas de mis bisabuelos, Carmen y Joaquina eran casi parte de la familia de los marqueses de Angulo. Carmen, mi abuela, refería como salía diariamente su padre, Lucas, a comprar al mercado de abastos, acompañado del pinche.

Y, mi madre me contó una anécdota relacionada con nuestro cocinero: durante un viaje a América –por mar por supuesto y supongo que con los marqueses, pues siempre llevaban a su chef-, Lucas escuchó cantar a los trabajadores (o esclavos) negros que viajaban en la bodega del barco, situada lógicamente en la parte más baja del mismo. Y él, que viajaba seguramente en segunda clase, decidió bajar a cantar con ellos, compartiendo el inmundo habitáculo donde se alojaban estos hombres. Por lo que se cuenta, mi bisabuelo fue siempre muy alegre, y acostumbraba a contar “chascarrillos”, como se llamaban los chistes en aquel tiempo, a veces con la reprimenda de su mujer, que los consideraba algo subidos de tono para contarlos delante de las niñas. Parece ser que tuvo una hija de soltero, pero eso aún no lo hemos probado.

Son cosas que nos cuentan nuestros mayores, o mejor dicho, las mujeres de la familia, que son las que se preocupan por transmitir todas estas cosas. No hemos vuelto a saber nada de los marqueses. Mi abuela, Carmen, tuvo que ponerse a trabajar en una oficina de seguros, entre los años 1915-1920, posiblemente porque su padre no tuvo una vejez cubierta y sufrirían ciertos problemas económicos. Su último domicilio, cuando se casó a los 34 años, fue en la calle Torre, del barrio gaditano del Mentidero.

Pero sí es cierto, que mi abuela Carmen aprendió de él todo sobre el mundo de la cocina: pescados, frutas, verduras…. dado el gran conocimiento que siempre demostró sobre calidades, variedades u orígenes de los productos. Aún recuerdo el cutis tan aterciopelado que tenía cuando murió (a los 76 años), y que mi madre –su hija-, achacaba a lo bien que se había alimentado de joven. Puede ser, porque somos lo que comemos, y en casa de mis bisabuelos la cocina lo fue todo.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Ensalada de Berenjena – Salata de Vinete (en rumano)

Las berenjenas (una por persona), se ponen en una parrilla y se asan con la piel, lentamente; luego, se les escurre el agua que sueltan. Preparamos entonces una mayonesa casera.


A continuación, molemos en una batidora o minipymer las berenjenas un poco machacadas, con un poco de cebolla, sal y la mayonesa que hemos preparado.

Cocina internacional de barrio

Barrio de El Cerezo, en la Macarena, Sevilla, eso está algo lejos del centro. Bloques de pisos y más bloques. Y en una plaza, más bien una calle peatonal, hemos visitado un bar de barrio, de los muchos que hay en nuestras ciudades. Se llama Anda*Lucía y su mérito es que su dueña, Lucía, llegó de Rumanía a España hace unos seis años, y que gracias a un microcrédito de la Fundación Cajasol, pudo desarrollar su idea emprendedora saliendo de la exclusión financiera, y abrió un bar apellidado además con su nombre.

Lucía, con dos hijos mayores que también llegaron con ella, reabrió un local que llevaba 7 años cerrado, lo limpió, hizo algunos arreglos en los servicios, instaló unas buenas neveras, aprendió a preparar tapas españolas y sobre todo a tirar cerveza, que tiene su ciencia. Hoy en el bar Anda*Lucía, hace de cocinera, camarera, limpiadora y relaciones públicas. Es algo increíble.

En su establecimiento, Lucía tiene tapitas españolas y rumanas, a partes iguales. Sus clientes la adoran y respetan. Ella se lo merece. El bar Anda*Lucía es un territorio internacional, intercultural y abierto. Y sobre todo, es una referencia para la gente que quiere salir adelante a base del esfuerzo y el aprendizaje de todos los días.

Durante este tiempo, Lucía ha aprendido a bailar sevillanas. Y sus clientes son aficionados al carnaval de Cádiz. Ahora, con la crisis, en lugar de tres cervezas con tapa, se toman dos sin tapa. Pero ahí están. Es un mérito hacerse un sitio respetable con este negocio en el barrio. Y eso hay que contarlo. Y las cervezas están estupendas!.....

ESTE POST ES UN HOMENAJE A LA MUJER TRABAJADORA, EN ESTE CASO A LUCIA.

martes, 3 de marzo de 2009

Cocina gaditana del Doce, un blog bicentenario

Son muchos los actos programados para celebrar el bicentenario de la constitución de 1812, promulgada en Cádiz. Y una de estas actividades ha sido la investigación sobre la cocina de la época. Esto dará lugar a publicaciones, jornadas, foros y, para empezar, la apertura de este blog que acaba de arrancar bajo el nombre de Cocina del Doce, y que se dedicará a ilustrarnos sobre productos, combinaciones y modos de elaborar recetas, pero también sobre costumbres de una época especialmente importante para Cádiz, desde el punto de vista político, social y económico.

Cocina del Doce ha sido posible gracias a la labor investigadora del escritor y gastrónomo Manuel Ruiz Torres, quien basó su estudio en los archivos fiscales de la época. Su trabajo va a posibilitar que lleguen a nosotros sabrosas recetas y elaboraciones de la cocina bicentenaria de la ciudad de Cádiz, que entonces gestaba la carta magna, convertida en una de las urbes más progresistas de occidente. Ha sido también muy importante contar con la colaboración de la Escuela de Hostelería de Cádiz, así como del Grupo Gastronómico Gaditano, entre otros.

Cocina gaditana del Doce nos aportará conocimientos sobre cultura, gastronomía y costumbres de nuestros antepasados doceañistas, y nos ayudará a comprender algo más nuestro mundo de ayer y de hoy. (Me he propuesto elaborar algunos de estos sabrosos platos de 200 años de antigüedad). Se trata sin duda de una gran noticia para los aficionados a la gastronomía, tanto de Cádiz como de dónde les haya dado la gana nacer.

Una talega desde Jaén

Hace mucho que no he vuelto a “vender” el uso de la talega para el pan en este blog, a pesar de que no hemos dejado de usarla ni un solo día en casa. De hecho tenemos dos talegas pequeñitas, para la pieza pequeña de pan (viena, bollo, pescaíto, etc. distintos nombres del pan según los sitios), además de una alargada, para las barras. El caso es que nos hemos acostumbrado a ellas, por lo que siempre las llevo en el bolso, preparada para la compra de la pieza de pan de cada día.

Pero me ha hecho mucha ilusión recibir esta talega desde Jaén. Me la ha enviado María del Mar, que dice que hace mucho que la usa, y que la gente se sorprende y le mira como a un bicho raro cuando ven la bolsita. Pero que en las panaderías se alegran de volver a ver una talega… María del Mar también utiliza cesta para la compra, además de bolsas ecológicas. Ambas imágenes aumentarán nuestro muestrario de talegas activas.

Es curioso, pero cuando saco el tema de la talega con alguien, enseguida me comenta que tiene una o dos talegas antiguas –y muy bonitas- guardadas en los cajones junto a manteles y servilletas, de recuerdo. Desde luego en los cajones no hacen nada.

Por cierto, otra cosa que llevo siempre en mi bolso es una bolsa plegable que me regalaron con motivo de una donación colectiva de sangre; la bolsa es ecológica, lavable, se transporta estupendamente por su poco peso y volumen, y la tengo siempre lista cuando tengo que transportar alguna pequeña compra imprevista.

Deberíamos irnos concienciando poco a poco de la necesidad de volver a las antiguas buenas costumbres, que no cuestan dinero, al contrario, que son fáciles de implantar, y que contribuyen al cuidado de nuestro planeta. Pienso seguir “dando caña” con la talega, a ver si cunde.